A continuación, y como antesala a uno de los acontecimientos deportivos más importantes del corriente, recordamos la mejor actuación de Los Pumas en su historia: Francia 2007. Momento único e imborrable del rugby argentino.
El último mundial, fue sin dudas, la participación más importante de un seleccionado argentino de rugby desde que se juega la Copa del Mundo. Algo quizás impensado, si nos remontamos una década atrás. Pero esta camada de jugadores, principalmente conformada por Juan Martín Hernández, Agustín Pichot, Ignacio Corleto, los mellizos Felipe y Manuel Contepomi, Gonzalo Longo, Mario Ledesma y los hermanos Ignacio y Juan Fernández Lobbe, entre otros, sin dejar de lado al excelente cuerpo técnico encabezado por Marcelo Loffreda y Daniel Baetti, tenía hambre de gloria. Fiel al instinto animal. Al instinto Puma.
A diferencia de otros mundiales, en 2007 casi todos los integrantes del plantel gozaban del roce internacional que no muchos equipos tenían, además que la mayoría se habían destacado en sus respectivos clubes, ubicados ni más ni menos que en Francia, potencia de la disciplina, e Inglaterra, cuna del rugby.
Por consiguiente, Los Pumas no fueron de paseo a París, sino que marcharon en busca de un gran objetivo: llegar a las semifinales por primera vez en la historia. No obstante, al mismo tiempo, la premisa fue cumplir con otra misión de la misma magnitud. Demostrarle a las máximas autoridades del rugby mundial, que Argentina está capacitada para disputar un torneo anual, y no solo test-matches y mundiales, cada cuatro largos años.
He aquí la principal razón por la que la preparación argentina para Francia 2007 fue la más exigente. Partidos previos enfrentando a seleccionados de altísimo renombre, tal es el caso de Inglaterra, Francia e Irlanda (obteniendo muy buenos resultados), como también la preparación física que se realizó en un campo especializado en los Estados Unidos. Los Pumas fueron por todo, como siempre, con el agregado de, por la disposición previa, un objetivo ambicioso, como nunca antes.
La confianza, desde el vamos, fue plena. Sin embargo, la primera instancia se presentó por demás dificultosa. Argentina formó parte del Grupo “D”, junto a Francia (el local), Irlanda (en ese entonces, el último verdugo -en el mundial 2003- y clásico rival), Georgia y Namibia. Se lo catalogó “Grupo de la Muerte”.
Y el primer escollo, para no ser menos, en la previa era complicadísimo, por no decir imposible. El 7 de septiembre de 2007, Los Pumas jugaron por tercera vez consecutiva el partido inaugural de la Copa del Mundo (en 1999 con Gales y en 2003 frente a Australia). Con Francia en Saint Denis, Los Pumas hicieron un partido inteligente partiendo del planteo, y sustentado en un sacrificio memorable, vencieron a los galos por 17-12, con un try de Ignacio Corleto. Inolvidable. Primer zarpazo mundialista.
Los siguientes dos encuentros fueron claves para la clasificación a la segunda ronda. El objetivo, sin margen de error, fue vencer a Georgia y a Namibia por punto bonus, es decir convirtiendo cuatro o más tries. Sucesivas victorias por 33-3 y 63-3 respectivamente, sufriendo más de la cuenta en el primero (el cuarto try se obtuvo en el instante final), y goleando y gustando en el siguiente, sin recibir tries en contra, comenzando a demostrar en hechos, el favoritismo creciente de un equipo imponente.
Una semana más tarde, el 30 de septiembre, los argentinos enfrentaron a Irlanda, quien en los últimos años se convirtió en el más acérrimo rival de Los Pumas, debido a lo acontecido en los últimos dos mundiales en donde se eliminaron mutuamente (en el '99 ganaron los nuestros, y en 2003 los europeos). Argentina triunfó 30-15, con una actuación descollante de Hernández (3 drops), y con dos tries de notable factura, uno de Lucas Borges, y el restante de Horacio Agulla (por entonces, jugador del Hindú local y revelación del torneo). Así, Argentina lideró su grupo, y evitó en los cruces de cuartos a los siempre temidos All Blacks. Para nada mal.
En el siguiente escalón pasó Escocia, para condecorar la mejor participación en un mundial. Argentina, con try incluido de Gonzalo Longo, le ganó 19-13, y consiguió por primera vez el pasaje a las semifinales. Sí, uno de los seleccionados más amateurs de la competencia, se metió entre los mejores 4.
El nerviosismo y la ansiedad le jugaron una mala pasada al equipo, y ante Sudáfrica, Argentina quedó eliminada de la discusión por el título. Montgomery y Habana fueron demasiado para Los Pumas, que cayeron 37-13 (el único try argentino fue de Manuel Contepomi). Además, Francia recibió otro cachetazo al ser derrotado por una resurgente Inglaterra, quedando de esta forma eliminados de “su” mundial.
Sin embargo, a pesar del golpe, nuestros Pumas guardaron bajo la manga, su mejor función. Por el tercer puesto, Argentina juntó fuerzas para alcanzar algo mucho más importante que un simple partido “por el honor”. Subiendo al podio, definitivamente nuestro país se iba a convertir en potencia.
Y así fue. El 19 de octubre, en el Parque de los Príncipes, Los Pumas bailaron a Francia, y le ganaron otra vez en su casa. 34-10 fue el triunfo y la reconfirmación equipista del seleccionado nacional. Los tries del éxito colosal, los hicieron Felipe Contepomi en dos oportunidades, Omar Hasan, Federico Martín Aramburu e Ignacio Corleto. Acorde despedida para un plantel sobresaliente en virtudes.
La del último compromiso, fue la imagen que dejó instalada Argentina en el mundo del rugby. Buen juego, sacrificio y trabajo en conjunto. En la final, Sudáfrica venció a Inglaterra, y fue por segunda vez campeón. Sin embargo, para grandes conocedores del rugby, la Copa del Mundo del 2007 se tiñó de celeste y blanco. En septiembre y en Nueva Zelanda, será la próxima cita. Argentina integrará el Grupo "B", junto a Inglaterra, Escocia, Georgia y Rumania. Santiago Phelan y sus muchachos, con un plantel en formación y sin su figura "Juani" Hernández por lesión, irán por más gloria. Para seguir mostrando las garras.